Supuestas palabras de bienvenida...

Te invito a que pases y leas, a ver si hay algo que te despierte una emoción y quizás que la quieras comentar.

30 ago 2014

La Búsqueda - parte 2

La veía sentada en su silla, con la luz de la pantalla de su computadora reflejada en su rostro, el blanco le daba un tono fantasmagórico a su tez. Su pecho se movía suavemente con su respiración, elevándose y bajando nuevamente. Recostada en su silla, su cara hacia un lado, podía verla perfectamente. Sus ojos danzaban por la habitación de un lado a otro, cómo sin poder mantener su atención. Una luz apenas visible entraba por debajo de la cortina. En cinco minutos, ella no cambió su postura, y yo no me moví, ni dejé de mirarla, recostado contra los pies de su cama, sentado en el suelo.
Convencido de que el efecto entró en curso por completo, empecé a hablarle.
-Me has ayudado tanto, más de lo que te imaginas. Tratando de encontrar un significado a mi condición, incluso a experimentar con la condición en sí, hasta qué punto llega y hasta he tratado de usarte como cura, el tema ahora es que el experimento no ha terminado.
Me paro y volteo su silla para que quede enfrente mío, sus ojos se posan en mí y la miro fijamente, se encuentran nuestras miradas. La noto confundida, implorante, y noto otra expresión en ellos... ¿Temor? ¿O será odio? Pero sigo inexpresivo.
-¿Sabes? Mi falsa personalidad quizás estaría feliz de estar tan cerca tuyo.- Le digo mientras tomo su rostro y lo acaricio, le sonrío.- o quizás, y más probablemente, esté triste, furioso, contemplando el suicidio con tal de no hacer... lo que ando pensando hacerte.- Acto seguido, me dejo caer, cómo si mis piernas no pudieran sostenerme, caigo de rodillas, y empiezo a llorar mientras la miro a los ojos, que ahora me contemplaban con horror.- ¿Por qué? ¿Por qué me dejaste así? ¿Por qué me dejaste así en mil pedazos y te diste la vuelta?- Me llevo las manos hacia el rostro, pero antes de llegar, cambié mi expresión, dejé de llorar y mis ojos volvieron a tener la misma inexpresividad que un minuto antes. Me paro y vuelvo a sostener su rostro.
-Hay quien diría que es deseable la facilidad con la que actúo, pero luego de una vida sin tener otra posibilidad más que fingir, es tan simple para mí... de cualquier manera, en este momento creo que lo más conveniente para ambos sería que estos primeros pasos funcionaran, quizás que... la culpa entre en mí, o tristeza, y evite hacerte daño, y no llegar hasta el final, dónde no habrá más marcha atrás... incluso, y no te convendría, sea que descubra hasta felicidad, un placer, y una euforia por lastimarte... y aún así que todo termine para ti.
Ahora estamos solos, y sólo puedo detenerme ahora... esperemos lo mejor, ¿Verdad?- acerco mi cara a su cara.- Mmm... - Me acerco un poco más, estoy a pocos milímetros de sus labios.- Me pregunto... quizás...- Ella trata de apartarse, pero sus debilitados músculos no consiguen moverla, la beso.
Me aparto y la suelto.- Lástima.- Es lo último que digo.

27 ago 2014

La Búsqueda - parte 1

Empezó de a poco, primero cómo una idea ridícula, pero luego cobraba más y más sentido. No quería que fuera cierto, o eso me decía, pero cada vez más empezaba a preguntarme el por qué de todo lo que hacía, sin encontrar respuestas.
¿Es en serio? ¿Sólo hago las cosas por que se espera que las haga? ¿Siento solo lo que se espera que sienta? ¡Pero si he tenido tantas emociones! O ¿era sólo yo fingiendo que sentía?
Me he estado mintiendo a mí mismo, cada vez que lloraba era sólo mi obligación, sólo era yo diciéndome que debía hacerlo. Cada vez que juraba amor, eran sólo palabras al viento, no era diferente a decir hola, y si les mentía de esa manera, sé que debía sentir culpa, pero no la sentía, no sentía que nadie a mi alrededor fueran nada más que objetos útiles. No sentía tristeza cuando se alejaban de mí, pero les pedía perdón, y les mantenía cerca. Sólo por que así debía actuar y sentir.
Mi revelación sobre mi condición fue importante, tanto como para considerarla síntoma de una enfermedad mortal, aún así no vi razón para hacerlo más grande, no aún.
Me llevó a buscar un sentimiento, una emoción real.
Esta búsqueda me llevó hasta la infidelidad, rompí los códigos de valores, hice que otros compartieran mis pecados, sabía que tenía que ocurrir algo en mí, pero ningún sentimiento nuevo despertó, nada, ni amor, ni culpa, ni odio, ni siquiera el mínimo dejo de felicidad...
Aún así fingí esas emociones, todas... Dije muchas cosas e hice muchas otras... Juré amores que no sentía, y rogué por perdones que no necesitaba.
Había planeado que me descubrieran en mis traiciones, forzando el dolor en las personas que confiaban en mí, pero no hubo un sólo arrepentimiento... Pasaba días y noches preguntándome el por qué, era una maldición ¿o un don? ¿Qué significaba?
Y al final, ¿para qué seguir? Nunca sentiría la felicidad de cumplir mis metas, nunca amaría a mi esposa o a mis hijos, si es que vivía para tenerlos. No, no podré vivir una vida sin una razón, sólo haciendo lo que debo.
Bajé a la cocina, de los cajones saqué un cuchillo grande, mi cuerpo se llenó de adrenalina, mi boca se llenaba con un sabor metálico con cada cortada, de mi brazo manaba tibia sangre... Mis instintos seguían funcionando, y un temblor recorría mi cuerpo. Mi necesidad de sobrevivir me obligó a soltar el cuchillo que se estrelló contra el piso... Paré...
Lágrimas sin sabor caían de mi rostro, estaba llorando, no de tristeza, ni de ira, sólo lloraba, fui al baño y me vi al espejo, sonreí y paré de llorar sin esfuerzo realmente cómo si nada hubiera pasado, me limpié las lágrimas con las manos. Recordé la sangre demasiado tarde, ya estaba cubierto de ella.