Supuestas palabras de bienvenida...

Te invito a que pases y leas, a ver si hay algo que te despierte una emoción y quizás que la quieras comentar.

5 may 2015

Escenas de Cariño 2

No debía llegar tarde, no después de tantas veces que le había fallado, no en un momento tan importante e irrelevante. Le quería demostrar en lo más sencillo lo más complicado de mi sentir. Miré el reloj, aparentemente estaba a tiempo para verla, y, de hecho, también sorprendido de lograrlo.
Luego de una serie de conversaciones cortas y largas, interesantes y absurdas; ella había dicho que sí a vernos de nuevo, esta vez algo era apenas diferente, indefinible; era como siempre y como nunca. "Un romántico de lo peor" me había llamado, y tenía razón, ella era lo opuesto a mí en eso, y muchas otras cosas.
La vi, mirada hacia abajo al celular entre sus manos, quizás esperando un mensaje mío que dijera que estaba apenas saliendo y llegaría tarde, quizás esta sea un sorpresa mayor, aunque tales pensamientos son tan exagerados. Ella estaba sentada en una de las mesas del centro comercial. No mostró sorpresa cuando subió la vista, debo decir que quizás me decepcionó ligeramente. Me vio acercarme, pero no  hizo esfuerzo de levantarse, ni recibirme. Me acerqué más, la estreché en mis brazos, y la beso en la mejilla. Me devolvió el beso sin demasiadas ganas.
Se sentía bien tenerla cerca de nuevo, pero la solté y me alejé el paso y medio rutinario. Le sonreí, y ella puso los ojos en blanco, ambos sabíamos que le iba a preguntar y ella responder, incluso que iba yo a decir en contra, pero se levantó antes de empezar la conversación.
Nos dimos las típicas palabras de saludo, no realmente necesarias, pero aun no las podíamos sacar de la costumbre. Las siguientes fueron para acordar pasear por un rato.
A los pocos pasos, saqué los chocolates que había comprado poco antes y se los dí, sabía que le gustarían, sonreiría, un poco más para ella que para mí, sintiéndose un poco más feliz y poco a poco en el día olvidaría los días de estrés anteriores y las decepciones.
A los minutos, luego del primer, segundo y tercer chocolate, continuamos con las conversaciones que dejamos antes en la red, sobre las personas que estaban en todos nuestros días y las que no estaban más también, bromeando de la gente a nuestro alrededor. Aun así todos los problemas parecían lejanos con ella cerca, se sentían mucho más livianos al oírla reír, todo más brillante y claro cuando soltaba sus ácidos comentarios y sarcasmos e ingeniosas argumentaciones.
Quise mucho abrazarla, me contuve. Quise recitarle poesía, no lo hice. Quise tomar su mano, y esperé.
¿Cine o paseo? ¿Comer en alguno de los lindos lugares de alrededor o tomar un café a sobreprecio?
Al final de la buena tarde, con la caída de la noche, se acercaba el momento de despedirse, pero no aun al menos. Tomo su mano, entrelazando nuestros dedos, lo más cercano que estuve de ella desde que la tuve entre mis brazos al saludarla, a ella ahora, no parecía importarle y luego de un rato más de estar paseando en la noche, fuimos a sentarnos a una banca, estábamos callados ya, pero el silencio no importaba, y las palabras no se sentían obligadas a salir, cómodos cómo estábamos.
Nos soltamos las manos, pero seguíamos cerca, le rodeo los hombros con un brazo, y me acerco a darle un beso en la mejilla tácitamente permitido, y, de inmediato, le doy otro, el segundo sólo lleva a una conclusión. Espero su enojo con una sonrisa, y no tardan en llegar las palabras envenenadas. No hago nada que no sea quererla un poco más. La abrazo con ambos brazos y la atraigo hacia mí, para que se acueste en mi hombro, en una situación que es un sueño para mí, no lucha por quitarse, quizás si sea un sueño y sonrío, quizás no deba de pensarlo mucho o podría despertar.
Mi mano busca la suya y la acaricia, mientras recuesto mi mejilla en su cabello y cierro los ojos, sabiendo que dentro de poco tendría que irse, aprovechando cada instante.

4 may 2015

Escenas de Cariño 1

   -Quiero saborear el tequila de tu boca- le dije.- Quiero embriagarme con tus besos.
   El vino de la cena ya nos había, o al menos a mí, pegado algo de su felicidad. Estábamos en su habitación, ambos reíamos, y, luego de cinco tragos de aquel tequila que sacó de un cajón, la iniciativa a la lujuria empezaba a ganarle terreno a la timidez en mi cabeza. Solté esas palabras sin pensarlo o, mas bien, mientras lo pensaba. Ella tomó el trago que apenas terminaba de servirle, sin esperar a que yo llenara el mío. Me quedé viéndola, mientras tomaba, hizo su cabeza hacia atrás y me puse a ver su cuello terso, blanco y de aspecto delicioso. Bajó su brazo, pero se quedó mirando el techo como esperando. Llevé mi boca a ella y fui besando y mordiendo su cuello, ella gimió muy suavemente, me agarró de los hombros y me apartó despacio. Su rostro quedó enfrente mío. Aproximó sus ricos labios a mi oído.
   -Te daré todo- me dijo, y siguió una pausa.- Sólo para con eso de ser poeta... Al menos por ahora.
   Acto seguido, me abrazó empujándome hacia su cama. Me besó y pude sentir sus suaves labios en los míos, sentía como sus manos pasaban a quitarme la camisa.